jueves, 27 de junio de 2013

Ciudades hermosas: Kioto, nueva visita

Que puedo decir de Kioto, pues que es la segunda visita que he realizado y aún me ha gustado más que la primera vez que fui. Para mi Kioto es una de las ciudades más bellas del mundo, una ciudad japonesa en la que se respira tradición, tranquilidad y paz y donde me encuentro como si estuviera en casa.


Kioto nos da la Bienvenida

Como la primera vez que fui, realizamos el viaje en Shinkansen (Tren bala). La estación de Kioto, como todas las estaciones de tren en Japón es una ciudad, se puede encontrar de todo, restaurantes, hoteles, tiendas, cines y hasta instalaciones del Gobierno Municipal de Kioto pero con la particularidad que esta estación, estilo futurista, es uno de los edificios más grandes de Japón por lo que es verdaderamente impactante.


Interior de la estación de tren de Kioto

El hotel New Hankyu Kyoto que es donde nos alojamos lo teníamos justo enfrente de la estación, desde allí nos movimos en metro y trenes de cercanías.


Hotel New Hankyu con la torre de Kioto al fondo

Empezamos nuestro recorrido, visitando en primer lugar el Palacio Imperial que fue uno de los sitios que no pudimos visitar la primera vez. Aunque los emperadores ahora residen en el palacio Imperial de Tokio, este palacio se ha preservado y tanto el abuelo como el padre del actual emperador fueron coronados en Kioto.


Jardines y pabellones del Palacio Imperial

Por la tarde nos dirigimos a Gion a pasear por sus calles, este barrio es uno de los más tradiconales de la ciudad y es donde viven las famosas geishas, visitamos una de las calles más famosas del mundo Ponto-chó, una calle estrecha llena de restaurantes y casas de te, donde van a trabajar muchas geishas y que va paralela al río donde dan las terrazas de los restaurantes.


Terrazas de los restaurantes de Ponto-chó

Cuando anochece se llena de gente sobre todo turistas, en busca de alguna foto de una geisha, cosa harto difícil de conseguir, pero nosotros tuvimos muchísima suerte porque nos cruzamos con dos. Hermosas, etéreas, elegantes, no se paran, ni hablan con nadie que no conozcan, así que tienes que coger la foto al vuelo. Emocionante, tan emocionante que me quedé clavada y yo fui incapaz de hacer fotos, menos mal que mi marido tenia la cámara preparada.


Geisha en la calle ponto-chó

Al día siguiente nos dimos un recorrido por los diferentes palacios y templos, sobre todo visitamos algunos que nos habíamos dejado la otra vez entre ellos el Castillo Nijō.

Por la tarde volvimos a Gion, en concreto a Gion Corner, un teatro donde se puede disfrutar de un espectáculo de siete clases de artes escénicas, entre ellas la danza Kyomai, realizada por bailarinas maiko.


Bailarina maiko

Al día siguiente muy temprano cogimos un tren de cercanías y nos dirigimos a la población de Sagano, donde hay uno de los bosques de Bambú más grandes y bonitos del mundo, pero este bosque merece una entrada especial, por lo que otro día hablaré de el.

Ese mismo día a media tarde de vuelta a Tokio.



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